La cruz sangrienta al contemplar,
Do el Rey de gloria padeció,
Riquezas quiero despreciar
Y a la soberbia tengo horror.
Mi gloria y mi blasón será
La cruz bendita del Señor,
Y lo que di a ala vanidad
Ya le dedico con amor.
Sus manos, su costado y pies
De sangre manaderos son,
Y las espinas de su sien
Mi aleve culpa las clavó.
Cual vestidura regia allí
La sangre cubre al Salvador,
Y pues murió Jesús por mí,
Por El al mundo muero yo.
¿Y qué podré yo darte a Ti
A cambio de tan grande don?
Todo es pobre, todo ruin,
Toma ¡ oh Dios! mi corazón;