Manos cariñosas, manos de Jesús,
manos que llevaron la pesado cruz.
Manos que supieron sólo hacer el bien,
¡Gloria a esas manos! ¡Aleluya amén!
Blancas azucenas, lirios de amor,
fueron esas manos de mi Redentor.
Manos que a los ciegos dieron la visión
con el real consuelo de su gran perdón.
Manos que supieron calmar el dolor,
¡Oh manos divinas de mi Redentor!
Que multiplicaron los peces y el pan,
manos milagrosas que la vida dan.
Manos que sufrieron el clavo y la cruz;
Manos redentoras de mi buen Jesús.
De esas manos bellas yo confiado estoy,
ellas van guiando, pues al cielo voy.
¡Oh Jesús tus manos yo las và en visión
y vertà mi llanto con el corazón;
VÃ sus dos heridas y la sangre vÃ
que tú derramaste por salvarme a mÃ.